Armando Martínez Verdugo
El
priismo-panismo es la fuente y la base del empobrecimiento nunca antes visto
del pueblo mexicano, del saqueo transnacional de todo el patrimonio histórico
del país, de la delincuencia de todo tipo (jurídico-nacional y de lesa humanidad) que hoy azota a la
comunidad mexicana, del envilecimiento y la deshonra de la vida espiritual,
sentimental, intelectual y de expectativas con las que se ha cultivado la mente
y la conciencia del pueblo. En una palabra, los gobiernos priistas y panistas
son los causantes de la actual tragedia nacional.
Se dice
que ahí donde pisaba Atila la yerba no crecía. Aquí nosotros podemos decir que todo
lo que toca el priismo-panismo lo mancha de sangre, lo envilece, lo corrompe y
lo llena de ignominia. Podemos decir que cuanto han hecho y dejado de hacer, y
cuanto hagan, estos políticos y empresarios priistas-panistas, ha buscado,
realizado y seguirá realizando el mezquino interés clasista gran burgués de
esos saqueadores de México; su vida se basa en la muerte, su felicidad viene de
la desdicha popular; su bienestar nace de una vida de eterno malestar del
pueblo. Meade y Anaya (de los “independientes” hablaremos después) son los
candidatos de la continuidad y sobre todo de la profundización de la tragedia
popular. Son los candidatos del Consenso de Washington y del Plan Puebla-Panamá,
de las mineras que roban lo que hallan en suelo y subsuelo, de las grandes
empresas eólicas, de los bancos que amasan fortunas mientras la economía
popular se desangra, del Fobaproa y sus hijastros, de los compadres del
Presidente en turno que ruegan a todos los cielos para que haya más terremotos
y seguir lucrando con los derrumbes y destrucciones de las humildes
habitaciones y casas de los pobres. Son los candidatos de los ricachones de los
medios de comunicación al servicio del Poder; representan a los intelectuales
mercenarios en la cultura, el arte, la ciencia y la educación.
Meade y
Anaya son los candidatos de la Ley de Seguridad Interior, con la que la casta
de políticos y empresarios corruptos y saqueadores se dan el permiso legal para
seguir golpeando y matando a quien se
atreva a desear y actuar en favor de una vida mejor; y en especial en esta
coyuntura en la que no ven salida a su crisis más que con la represión y el asesinato.
Son los candidatos del salario mínimo que no alcanza ni para comprar medio kilo
de tortilla.
Meade y
Anaya aparentan diferencias y hasta contradicciones pero sirven al mismo amo,
al que desde 1929, con el establecimiento estructural del priismo como ejercicio mexicano del Poder del capital, se entronó
en México llegando a este mundo chorreando sangre y muerte por doquier. Por
ellos van a votar los multibillonarios, los Carlos Slim, los Larrea, los
Salinas de Gortari, los multimillonarios serviles al extranjero. Y éstos
moverán toda su fuerza, con amenazas y con cuentas de vidrio, para que “sus”
trabajadores lo hagan también. Dar un voto por ellos es votar por la tranza y
el engaño; por mayor explotación y opresión desenfrenada. El pueblo, sus trabajadores,
sus mujeres y varones de la ciencia, del arte, de la creatividad en general,
las lesbianas, gays y todos los que son agraviados por su preferencia sexual,
los jóvenes que estudian, que trabajan o los
jóvenes de calle, los empresarios que sufren los agravios del
neoliberalismo no pueden votar por estos ladrones y asesinos. El 2018 debe ser
el año de su deposición; la fecha en la que las riendas estatales se arranquen
de sus manos sucias. Cada urna debe ser la tumba del priismo-panismo. Así, el
pueblo abrirá caminos labrados por su propia decisión, por su propia proyección
y por su propia dignidad. (15/12/2017).
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